Hace unas semanas había bastantes dudas sobre la naturaleza de la lesión de rodilla de Chandler Parsons y el tratamiento que iba a necesitar. Se hablaba de menisco, de cartílago o incluso de la posibilidad de una microfractura.
El alero pasó por el quirófano hace menos de una semana, el pasado jueves 30 de abril. Los Dallas Mavericks fueron bastante poco concretos con el tipo de cirugía que se había realizado, y únicamente especificaron que se trató de "una cirugía artroscópica hoy para solucionar un problema de cartílago en su rodilla derecha", y no daban plazos de recuperación.
Pero ayer martes llegaban lo que parecen buenas noticias. Parsons envió a través de Cyberdust un vídeo en el que se le ve utilizando ya una bicicleta estática, por lo que da la impresión de que ya ha comenzado con la primera parte de la rehabilitación, la parte ligera.
No está nada mal para haber pasado apenas cinco días desde la operación, y eso parece indicar que el procedimiento se quedó únicamente en la artroscopia, lo cual sería una gran noticia. Pero habrá que frenar un poco el optimismo.
Parsons tenía dañado el cartílago. Hasta hace un par de años, para repararlo se utilizaba el procedimiento de la cirugía de microfractura. En el tipo más utilizado, esto básicamente consistía en que se hacían un pequeños agujeros en el hueso para que sangrase, y esta sangre del propio paciente rellenaba los huecos que había en el cartílago, creando fibrocartílago. El problema es que esto no es tan resistente como el cartílago, y no solía aguantar las exigencias del cuerpo de un atleta de élite. Hay casos que salieron bien (Jason Kidd, Matt Harpring, Kenyon Martin, Zach Randolph, Andrew Bogut -más o menos-), pero otros... en fin. Basta con ver los nombres: Chris Webber, Penny Hardaway, Jamal Mashburn, Allan Houston, Amar'e Stoudemire, Greg Oden, Andrew Bynum, Tracy McGrady, Andrew Bynum...
Con el paso de los años, este tipo de cirugía ha ido perdiendo importancia por su poca eficacia en el deporte de élite. El problema es que no hay otra solución mucho más efectiva para los atletas que haya ocupado su puesto. Está el trasplante de cartílago desde zonas de la rodilla que tengan menos carga (OATS), pero solo es efectivo si son pequeños desgarros, lo que podría ser el caso de Parsons.
También se pueden extraer partes del cartílago del paciente y tratarlas en el laboratorio para que sean más fuertes y volver a introducirlas en la rodilla (ACI), pero esto lleva un tiempo de recuperación que puede sobre pasar un año, lo que hace que apenas se utilice en el deporte.
Lo último son los procedimientos como la terapia Orthokine (lo que se hacen Kobe Bryant o Jermaine O'Neal entre otros en Alemania), en la que la sangre del paciente se calienta y se mete en una centrifugadora para después ser inyectada de nuevo en la rodilla, lo que ayuda a reducir inflamaciones y a que el cartílago se cure. o la terapia con plasma rico en plaquetas, similar a lo anterior. Pero no se sabe a ciencia cierta si son efectivos con problemas importantes de cartílago, y no parece que Parsons haya pasado por alguno de estos dos procedimientos.
Por lo tanto, a la mala noticia de que Parsons tenía dañado el cartílago le sigue la buena de que ya ha comenzado la rehabilitación, lo que indica que el procedimiento no ha sido muy agresivo.
Pero, en cualquier caso, lo que todos tendremos que tener es paciencia.
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