Que un jugador sea el líder en anotación de un equipo no significa, ni mucho menos, que sea el líder del equipo. Monta Ellis es una gran muestra de ello.
Hace unas semanas pedía aquí a Monta Ellis que cortase su actitud negativa y volviera a ser humilde y entregado en la pista. En los últimos tres partidos de la serie contra los Houston Rockets volvimos a ver al Ellis que funciona como motor del equipo. Pero lo que vemos fuera de la pista le aleja cada vez más de Dallas.
El escolta no atendió a los medios de comunicación en las exit interviews del día después de la eliminación. El mismo día del partido tampoco quiso atender a la prensa. En ambas ocasiones la franquicia le había pedido que lo hiciera. En ambas se negó.
Monta sí que se reunió el miércoles con Donnie Nelson, Mark Cuban y Rick Carlisle, pero después salió por la puerta de atrás. No tiene por qué ser un indicativo de su intención de marcharse, aunque pueda verse así. En realidad Monta apenas habla dos o tres veces al año con los medios.
Pero sí que puede ser una señal de lo que ve la franquicia en él. Internamente ya tenían una preocupación creciente por sus mal humor en el vestuario esta temporada, y que rechace las peticiones de los Mavs de esta manera no ayuda a su causa. Monta Ellis tiene la opción de salirse de su último año de contrato (por menos de $9 millones) y se espera que así sea. Lo que no se sabe es qué nivel de interés mostrarán los Mavs en su renovación.
"Nos encantaría que se quedase", dijo Dirk Nowitzki. "Ha tenido muy buenos partidos esta temporada".
Pero la falta de cooperación con la organización pinta mal. No porque necesiten atender a la prensa, o porque los fans se queden sin saber sus opiniones, sino porque la imagen que da de cara al exterior es la de desobedecer a la franquicia.
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